Dietas excluyentes: ¿pueden suponer un riesgo para la salud?
El 40% de la población española lleva una dieta voluntaria de exclusión total o parcial de alimentos, nutrientes o ingredientes específicos, muchas veces seguidas sin contar con la supervisión de dietistas-nutricionistas
Según un estudio sobre la tendencia de exclusión alimentaria en la población española presentado por la Academia de Nutrición y Dietética Española y la Fundación Mapfre en julio de 2022, un 40% de los habitantes lleva una dieta voluntaria de exclusión total o parcial de alimentos, nutrientes o ingredientes específicos.
Hablamos con el dietista-nutricionista Javier Larráyoz, especialista en nutrición preventiva y terapeútica, que señala que este dato “sería positivo si hubiera bajado el consumo de ultraprocesados, productos ricos en azúcares, sal y grasas saturadas o parcialmente hidrogenadas; cada vez más asociados a enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad y algunos tipos de cáncer; cosa que no ha ocurrido”.
Algunas exclusiones detectadas en este estudio son el gluten y la lactosa, y entre las dietas que se han analizado las más comunes son las bajas en carbohidratos, las tipo cetogénicas, las bajas en carbohidratos fermentables o FODMAPS o las que suprimen grupos de alimentos como las flexitarianas, vegetarianas y veganas. “El seguimiento de dietas de exclusión sin supervisión profesional puede provocar problemas futuros de salud como carencias subclínicas nutricionales, pérdida de masa muscular, osteoporosis, desequilibrios en el ecosistema intestinal y obsesiones alimentarias más agudizadas con la pandemia, además de suponer un mayor coste económico”, señala Larráyoz.
Sobreinformación alimentaria
Los consejos que funcionaban a nuestros abuelos o a nuestros padres, son difíciles de seguir hoy en día. “Ese bagaje cultural alimentario se va perdiendo a la vez que existe una sobreinformación con supuestos consejos alimentarios por todas partes, muchas veces contradictorios, que solo alguien con el suficiente conocimiento en la materia puede filtrar”, afirma Larráyoz, que recuerda que los encargados de hacerlo con todas las garantías y evitando perjuicios para la salud son los dietistas-nutricionistas, profesionales sanitarios expertos en nutrición humana.
¿Dónde se “informa” la población?, en ¿las RRSS con su multitud y variedad de influencers?, ¿en la prensa? ¿leyendo publicaciones científicas actualizadas? Todo el mundo sabe y opina sobre alimentación, las industrias también nos dan mensajes. Por ejemplo, la alimentaria cada poco nos ofrece algún nuevo alimento funcional, otro superalimento o un ultraprocesado con etiqueta realfood, ecológica o vegana que nos confunde.
Sobre los complementos nutricionales, el dietista Javier Larráyoz confirma que “no hay ninguno que sustituya a una alimentación personalizada, de temporada, diversa y completa”; aunque consumirlos con criterio y justificación pueden ser beneficiosos para complementar o prevenir posibles carencias de nuestra alimentación debidas a nuestros estilos de vida actuales o entrenamientos”.
Javier Larráyoz reitera que “tampoco existe ningún medicamento que corrija unos nocivos hábitos de vida, comiendo lo adecuado necesitaríamos menos fármacos, podríamos reducir las dosis de algunos y por tanto algunos efectos secundarios”. Por ejemplo, la fundación Weber y la farmacéutica Lilly, sugieren que un control estricto y temprano de los pacientes con diabetes tipo 2 podría ahorrar 185 millones de euros en cinco años, datos avalados por la SEEN, la SED y la FEDE. “Una alimentación personalizada puede ayudar a bajar el gasto farmacéutico”, señala Larráyoz
Para todos los estilos de vida
Javier Larráyoz atiende en su consulta a personas de todas las edades, y que por diferentes motivos necesitan o quieren alimentarse adecuadamente. Larráyoz subraya la influencia-importancia de los horarios de trabajo, descanso y comidas en la buena salud: algunas de esas personas tienen horarios “difíciles” para compatibilizar la vida familiar, social y/o el deporte.
También ofreciendo consejos nutricionales para quienes prefieren llevarse la comida de casa al trabajo en vez de comer fuera diariamente; o personas que viven solas o comparten piso, o que tienen hijos pequeños, cuidan de familiares mayores o dependientes, o aquellos que están pasando por cambios vitales importantes o que viajan mucho por trabajo.
Muchos de los pacientes que acuden a la consulta de Javier Larráyoz en Sancho el Fuerte cuentan previamente con algún diagnóstico médico o a veces solo sintomatología como por ejemplo un “colon irritable” sin causa médica identificada que explique el malestar, que “puede ser la combinación de carencia de malos hábitos dietético nutricionales, junto con horarios complicados y un estrés añadido por no saber qué comer”, señala Larráyoz, que como dietista-nutricionista una de las claves que intenta enseñar es a “no ser radicales” demonizando alimentos o prohibiendo algunos. “Debemos enriquecer nutritivamente nuestra salud física y mental, dando opciones, por ejemplo cuando se presentan intolerancias. Estamos para educar filtrando el exceso de datos que nos rodea y rebatiendo tanto discursos antiguos como bulos actuales”, afirma este dietista.
La alimentación tiene que ser fuente de salud física y mental, no debe ser motivo de ansiedad, culpabilidad o aislamiento social”, concluye Larráyoz.
La especialidad de Javier Larráyoz es la alimentación personalizada con una visión global, 360º, holística. No sigue una línea, una moda, o una etiqueta concreta porque “la vida de las personas evoluciona y tiene cambios”, y las ciencias de la alimentación también. Esa visión global va desde el saber qué comprar, dónde, cómo interpretar las etiquetas, dónde y cómo se va a cocinar, cuándo y cómo se va a comer e, incluso, con quién y cuanto, una filosofía de trabajo que está plasmada en su marca registrada Nutrición Preventiva Terapéutica®.